LA PERDICIÓN DEL DIABLO

Publicado en por poemas-a-la-virgen-maria

El principio de todo pecado es la soberbia, del mismo modo que la raíz de toda virtud es la humildad. Es la soberbia la raíz y el sustento de todos los pecados, al igual que la humildad sustenta todas las virtudes. La virtud, sin humildad, es pecado de soberbia: Preserva también a tu siervo de las soberbias, que no se enseñoreen de mí. Entonces seré íntegro y estaré limpio de gran rebelión. (Salmos 19:13). 

 

En un mundo colmado de soberbia, ser humillado equivale a rebajarse, lo cual se considera malo en sí mismo. En cambio, la Escritura dice. Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos (Salmo 119:71). Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes(Santiago 4:6).

 

Como el humo vano, pernicioso y contaminante, se eleva el soberbio. Y, como el diablo, lleva en su mismo pecado la sentencia de la mayor humillación (y en éste caso auténtica); porque quien aquí humilla es Dios. No es así el vapor de las nubes, que se aviene a bajar en lluvia y es bendición para la tierra, como lo es también don generoso de Dios, la humildad de sus hijos.

 

La soberbia es una espiral que sube, y que cuanta más altura alcanza, más vértigo produce, más embota la mente, y más insensatamente instiga a continuar la escalada... Y tanto mayor es la altura, cuanto más desastrosa es la caída. Así el hombre se endurece en sus prosperidades, cuanto más lo eleva Dios para arrojarle desde más alto y con más ímpetu. Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida. (Mateo 11:23). 

 

Así que cuanto más alto y más engrandecido quiere ser el hombre más dura será su caída inapelable. Es la soberbia la que trae tantos males para todos, tanto para el que la ejerce como para el que la sufre. Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu(Proverbios 16:18).  

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