ENERGÚMENOS Y LUEGO DICEN
Ayer los energúmenos volvieron a ensuciar una final deportiva, en este caso la Copa del Rey de baloncesto, haciendo una pitada contra el himno español.
La escena es lo más parecido que puedo imaginar a un aula escolar llena de niñatos malcriados que se consideran exentos del deber de respetar las más elementales normas de educación.
Esa actitud insultante es posible, en buena medida, porque hay grupos políticos que la promueven por motivos ideológicos y clubes deportivos que la toleran. ¿Solución? Suspéndase el partido y declárese desierta la copa de turno cada vez que ocurra.
Ya se cuidarán los clubes y los propios aficionados de limpiar los estadios de ultras insultones y de callar a los hinchas maleducados que puedan arrebatarles la victoria en el último momento con sus groserías.
Y si incluso así quieren seguir tolerando esas ofensas, pues al menos que no se lleven una copa que no se merecen por su más que evidente falta de educación y de deportividad. España no debería dar premios a quienes la insultan.
De un mensaje de internet