A MARÍA, TRISTE
Te canto en triste voz y con sumiso acento;
Un roto corazón y un pecho lastimado
Enferma la esperanza, y el abatido estado
De un alma dolorida y un rostro macilento.
No puedo, lastimado, con gayo sentimiento
Cantar con dulce gozo, pues casi he olvidado
Los salmos jubilosos que gozaba a tu lado
Y es muy grande mi pena y agudo mi lamento
¿Cómo volver a tí? ¡Harás dura venganza
De mis muchas perfidias y locas fluctuaciones?
O harás, clemente y tierna, de mi hambre una pitanza?
Renuévame, María, tu mística alianza;
Con lluvia perfumada de tus augustos dones,
Devuélveme de nuevo tu bienaventuranza.